viernes, 30 de agosto de 2013

Reflexión...

Todo en este mundo tiene un por qué y yo iba por la vida buscando razones a cualquier cosa sin hacerle caso a mi corazón. Muchas veces he caído de bruces en mitad del camino, pero me levanté y continué luchando para conseguir mis propósitos. Es difícil pero no imposible. Lo único que hay que hacer es seguir al corazón y no a la mente porque él sabrá guiarte por el mejor sendero de la vida. En ocasiones duele pero ese dolor no será nada comparado con lo que se puede conseguir.

Y es que conseguir lo que se quiere es uno de los mayores logros de la vida, pero sin duda alguna, lo mejor de todo es ser feliz aunque no se tenga nada en este mundo. Todo aquí es efímero, nada se queda, por eso es mejor vivir cada momento de nuestra corta vida haciendo lo que más nos gusta sin buscar explicaciones.